El acero es 100% reciclable, lo que significa que puede ser reprocesado al mismo material manteniendo la calidad inicial. Una vez que el acero es producido, su ciclo de vida no tiene fin, haciéndolo un recurso permanente para la sociedad - en función de su tiempo de recuperación al final de su vida útil.
El reciclaje implica ahorros significativos en energía y materias primas; por cada tonelada de chatarra de acero reciclada se dejan de consumir alrededor de 1400 kg de mineral de hierro, 740 kg de mineral de carbón y 120 kg de caliza.
Alrededor del 94% de la chatarra de acero es reciclada y se estima que un 5% de ésta es sujeta a reuso y remanufactura y un 1% restante está esperando a ser reciclado.
El reuso es la mejor forma de reciclar pues solo una mínima o nula cantidad de energía adicional es requerida para su reutilización.
Por ejemplo:
• Componentes de la construcción en acero como techos y muros son reutilizados, logrando ahorros de CO2 estimados entre 1 a 1.5 kg CO2 / kg acero reutilizado.
• Las vías de tren pueden ser reutilizadas en vías no principales.
• Las turbinas de acero pueden ser reutilizados en otros campos.
• Las partes de acero de los barcos desmantelados son nuevamente remanufacturadas para algunos usos en la construcción.
El acero también es susceptible de su remanufactura, está a diferencia del reuso, permite dejar los productos “como nuevos”, e implica el desemsamble de un producto, en el cual cada pieza es limpiada, examinada por daños, y cuando sea el caso, se reemplazan partes por nuevas, y se asegura su operación bajo las mismas condiciones que el producto nuevo.